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Triada de Viena: Mozart, Haydn y Beethoven. Sonatas para piano.

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junio 16, 2021

Acerca de algunas particularidades en la interpretación de las sonatas

Algunos críticos anotan que John Bereslavsky interpreta las obras de Haydn, Mozart y Beethoven en una esfera diferente a la tradicional. Estas diferencias son notables sobretodo por el énfasis en la expresión conceptual, típica del cantar del minnesang (el canto de Minné): se resalta la expresión arquetípica de valores humanitarios – espirituales; como la unión del pueblo, la alegría en los dolores, el vencimiento del mal con la paciencia y la bondad…. Este enfoque es diametralmente opuesto a aquella visión “reglamentaria de composición – formal” mantenida por los teóricos desde el comienzo de la llamada “época romántica” hasta nuestros tiempos.

Así mismo, algunos destacados músicos mencionan en la literatura especializada que la forma escolástica de inculcar esquemas formales (desde la “teoría de sonata y de Lied” hasta la creación de Haydn y Mozart), no es correcta: ellos no tenían nada que ver con las supuestas leyes y cánones de la “forma de composición de una sonata” como citan en Wikipedia. Beethoven tampoco se veía obligado a observar los patrones. Todo su camino como compositor fue destacado por una brecha constante y por la negación de lo rutinario.

Al leer en sus últimos años los artículos musicales de Adolf (Samuel Mosés) Marx —el teórico que estuvo en los orígenes de la teoría musical romántica—, Beethoven no consideraba obligatorios los cánones de composición y forma que proponían los escolares. Más cercanas para él fueron las palabras de su gran maestro Haydn: “Es verdadero el músico que debe crear las reglas, en vez de someterse a las ya creadas.”(!)

Realmente, si en el aprendizaje musical se parte por el estudio de sus elementos formales queriendo construir lógicamente una sonata, resultaría imposible concebir la esencia de este género único (que se traduce como “sonorización”), al que recurrían grandes maestros. Para muchos compositores-minnesíngeres era la forma particular de sonorizar e imprimir con los medios del instrumento, los eventos y fenómenos del orden ultratemporal y extramaterial, y no un sistema seco, aunque bien desarrollado, de modelos formales de la estructura, tanto de partes selectas como de todo el ciclo íntegro.

De esta forma, prestando atención a los autores que forman el repertorio de John Bereslavsky, se puede notar que su creación progresa no gracias a los descubrimientos teóricos, sino obviándolos. Incluso Tchaikovsky, compositor más tardío, sigue superando en cada una de sus grandes obras no solo los “patrones” de componer prescritos por los románticos, sino también sus propios descubrimientos en la esfera de la forma musical. Es importante darse cuenta que hasta en la creación de sus grandes predecesores, indudablemente, el pensamiento y el mensaje prevalían sobre la forma. Los genios de Viena usaban solo aquel lenguaje de construir la forma y organizar el material musical (incluso la composición del ciclo y la instrumentación), que se dictaba exclusivamente por las circunstancias de lo alto, por la esfera espiritual.

Haydn. Sonatas para piano 48 y 49 - Contextualización histórica

Las sonatas de Haydn n.º 48 y n.º 49 fueron compuestas en 1789, poco antes del fallecimiento de Mozart.

La sonata n.º 48 (en do mayor) se compuso por un acuerdo con la editorial Breitkopf. El editor propuso a Haydn la composición de seis sonatas especialmente para sus subscriptores musicales (en la memoria histórica se puede conocer también lo que pasó con Mozart, cuando la editorial de Hoffmeister le encargó cuartetos con piano en 1785). En ambos casos, después de haber publicado la primera obra, la iniciativa del editor recibía una acogida inesperadamente fría, causando un boicoteo en los círculos influentes. Los planes de seguir publicando las obras maestras inmortales tuvieron que anularse. hubieron de ser parados.

La sonata tiene una estructura particular, tan solo dos movimientos. El primer movimiento es un Andante con espressione, lleno de diálogos. En él se desarrollan variaciones alternando dos pensamientos musicales: uno en mayor y otro en menor. El ciclo se corona con un brillante Rondo final.

 Algunos investigadores (por ejemplo, Richard Wigmore) vieron en este alegramiento de clave, los rasgos del estilo meramente orquestal, que supera las posibilidades de expresión histórico-tradicionales de un solo instrumento. En la nueva interpretación (en dúo con “Roland”), esta tendencia ha recibido nuevas posibilidades destacables para enriquecer la música con timbres y otras formas de variaciones.

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La Sonata n.º 49 fue dedicada a Marianna Genzinger (la esposa del médico personal del príncipe Esterhazy), su amiga muy cercana con la que compartía correspondencia. Además de pertenecer al círculo cercano del príncipe, donde Haydn pasó mucho tiempo, fue también músico, cantante y pianista. Arregló para piano, algunos adagios orquestales del maestro y su trabajo fue muy apreciado por él. Esta sonata es el don de amistad y gratitud, las mejores y más luminosas vivencias hacia su interlocutora recóndita.  En 1793, con 38 años, la vida de Marianna se interrumpió, dos años después de la partida de Mozart. Esto le causó una soledad peculiar a Haydn.

La sonata tiene tres partes:

Allegro,

Adagio e cantabile,

Minuetto (finale).

Beethoven. Sonatas para piano 19-20, 25 - Contextualización histórica.

Beethoven pasó una larga formación en su camino de maestría musical. Al haber manifestado, en la edad muy temprana, su talento (las variaciones sobre la marcha de Dressler fueron publicados en el mismo Mannheim, ¡cuando tenía solo 8 años!), con tiempo se hizo alumno de Joseph Haydn, de cuyas manos, como le exhortó su patrón barón von Swieten, tuvo que “recibir el espíritu de Mozart” (!!!). Precisamente, en el “laboratorio creativo” del maestro vienés se crearon las primeras obras serias publicadas: las sonatas de piano, dedicadas a él (Haydn) (números 1-3) y otras piezas. Aparte de estas obras acabadas, se quedaron también muchísimos frutos del trabajo para aforos diversos realizado en su juventud, los cuales Beethoven durante años trató como no suficientemente perfectos y maduras.

 Entre ellas, hubo dos sonatas en miniatura, compuestas en 1795 (“coetáneas” a las sonatas n.3 y n.4 publicadas) que posteriormente entraron también en la colección completa de las sonatas del piano, pero con números 19 y 20: el hermano del compositor, Casper van Beethoven las llevó en 1805 a la editorial, en contra de la voluntad del compositor, y las publicó. El tema del menueto final de la Sonata 20 era especialmente predilecta por Beethoven, al ser usada en otras composiciones. Cada sonata consiste de dos partes.

Les está cercana, por su colorido y duración, la obra de Beethoven ya maduro (después de crear seis sinfonías, cuatro conciertos para piano y orquesta y muchas sonatas); la Sonata n.º 25 de tres movimientos. Fue publicada en 1810 sin dedicación, bajo el título Sonatine (la pequeña sonata). Existe una opinión que esta sonata podría ser dedicada a la memoria de Mozart, cuya creación Beethoven adoró. Es muy interesante el hecho de que el año en que fue creada fue 1809, cuando Haydn dejó el mundo, y Beethoven confesaba ser continuador musical de la “obra de Mozart”.

La primera parte define el tempo: alla tedesca (al estilo alemán), es extática, del pueblo, alegramental.

La segunda parte es un Andante, un canto-barcarola que es muy extraordinaria entre las obras de Beethoven.

El final es un rondó, el corro luminoso.

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