Una hipóstasis, o faceta artística de la divinidad, se expresa siempre de una manera elocuente, bella, bondadosa y con mucha misericordia. Juan de San Grial reconoció la dimensión divina desde muy temprana edad llamando a sus padres y abuelos con términos espirituales: “Reina Divina”, “mi pequeño Cristo”. En un libro escrito en el año 2003, Apariciones de la Madre Divina desde el siglo I hasta el siglo XX[1], Juan de San Grial retrató más de 1500 hipóstasis de la Divina Sabiduría manifestadas en todo el mundo. Él destacaba que todas realmente son una y la misma y que se diferencian por el grado de misión y la cualidad de su expresión. Todas ellas interconectadas en una perfecta y bella armonía[2].
Por ejemplo, la diosa griega Artemisa de Éfeso representa la virginidad, la pureza, la diosa dadora de vida. La adoración de los jónicos a la Diosa Madre está representada por la Madre Galactotrofusa (la que alimenta con la leche de sus senos), en ella veían la fuente de la vida, ella realizaba el servicio de Arta (la virginidad da abundancia[3]). Se puede explorar algunos de estos sentidos místicos de las múltiples hipóstasis y virtudes divinas Teomaternas en el libro de poesía de Juan de San Grial dedicado exclusivamente a Ella, donde el autor presenta de modo poético más de 850 diosas del mundo entero: El salterio de la Reina Celestial[4]. Según Juan de San Grial el misterio del servicio a través del arte es la divinización del hombre a través de la virginidad.
La mayor parte del arte europeo se basa en la cultura griega antigua, que mantiene la idea de que Eros es el principio creativo y dador de vida. Esta idea ha confundido las mentes de la mayoría de los artistas, mezclando la energía sexual con el principio de vida y creación del mundo, siendo esta esencialmente virginal, justo opuesta a Eros. Juan de San Grial sostiene que la creación en sí en realidad es una “emanación virginal”, lo que proviene de la pureza y fuerza divina en su hipóstasis maternal en perfecto matrimonio con la paternal.
Prueba de ello lo podemos ver prácticamente en todas las mitologías del mundo, tal como nos cuenta Mircea Eliade (1978)[5], donde la fuerza creadora y dadora de vida reside en una Diosa (Anahíta de Partia, Diosa Ishtar de Acadia, Isis de Egipto, Freya germánica, Sarasvati en India…, las culturas grecorromanas adoraban a Sofía, Artemisa…, y a la Virgen Teoengendradora en el cristianismo, aunque solo en las tradiciones catacumbales y gnósticas, etc.).
La cualidad virginal de una creación auténtica aparece en todos los niveles de la realidad. A nivel espiritual, se da principalmente a través de un matrimonio con una hipóstasis divina (Cristo, Buda, Madre Divina, etc.); a nivel psicológico, por la herencia que recibe de un maestro/a es a través de un sello o carácter por el amor y adoración extremo hacia él/ella (sin contacto sexual o mediación erótica); y a nivel físico, producto del empleo de materias y medios puros, las obras son bellas y adoptan un carácter duradero, legendario y heroico. Incluso en la cosmogénesis de los mundos y la continuación del género existe esta distinción de concepción: pura o mezclada, o lujuriosa y viciosa[6]. Esta distinción hoy en día se ha perdido y deformado hasta límites insospechables; el teatro, la música, la ópera, la poesía etc., se ha convertido en una alabanza sinfónica a la mezcla, al vicio, a la lujuria y a Tánatos (espíritu de la muerte). Desde las mitologías y símbolos religiosos hasta los objetos cotidianos más insignificantes se pone énfasis en las cualidades eróticas como la magia, el poder, la superficialidad, futilidad, el placer, la mimesis, artificialidad, etc. o tanáticas, como la agresión, el miedo, la apatía, la locura, la muerte, etc.
En la búsqueda de la verdad, de lo bello y lo bueno, Juan de San Grial encontró la suma unificada del arte, las ciencias y la verdad en Minné: la fuente de todas las hipóstasis divinas, la que devuelve la memoria mnemónica[7]. A Minné atribuye la mayor parte de su tesoro artístico legado a la humanidad. La siguiente poesía personifica el sentido final de la búsqueda artística:
“La Tierra es el taller de Minné,
cerrado bajo siete llaves.
Mas llegaron grandes maestros y las puertas se abren.
¡Aprendices y alumnos en una gran tropa!
Por ellos la Tierra se diviniza y se corona.
¿Al taller de Minné accediste?
El sentido de tu estancia en la Tierra comprendiste”.[8]
Juan de San Grial no solo es escritor, poeta, profeta y músico, sino un misterioso mensajero, el renovador del Ser. Afirma que la principal tarea y arte de Minné es divinizar al hombre, devolviéndolo a su imagen arquetípica prístina. Hoy en día se ha perdido casi por completo este arte debido al desconocimiento de Minné, a la confusión con eros y lo más catastrófico, a la falta de diálogo y comunión con Ella.
Juan de San Grial en su misión se propone restaurar la unión con la fuente divina (no solo para el artista), unión presente ya en culturas antiguas: 1- a nivel espiritual, mediante la adopción de una vida en bondad y virginidad; 2- a nivel mental, ejercitando la memoria mnemónica a través de la sobreiluminación[9], lo que significa adquirir la inspiración y el conocimiento revelado por Minné; y 3- a nivel físico, tomando alimentos de la Madre Natura representados en una alimentación sana, (símbolos del agua y la leche). Por ejemplo: 1- los más espirituales en la cultura etrusca estaban consagrados a la virginidad, lo cual era representado por la Diosa Minerva; 2- en la edad media se desarrolló un especial canto y alabanza a Minné, a través de los trovadores y minnesíngeres (Minné, en alemán significa amor elevado y a la vez remembranza, el recuerdo de lo divino era la fuente de inspiración y el origen del arte medieval europeo): 3- en el continente norteamericano, los indígenas dakotas alababan a Minné a través de la naturaleza; el río donde vivían lo llamaban Minnesota (río blanco o de leche) del cual derivó el nombre de la ciudad Minneapolis.
Podemos comprender el conjunto de todo el arte de Juan de San Grial como una iniciación, consagración y un nuevo modelado de la vida en Minné. El mundo necesita una renovación completa del ser. La decadencia del arte y de otras esferas de la vida humana se debe a la falta de vida en los valores divinos arquetípicos. El arte en el sentido ontológico es una creación divina a través del Espíritu virginal. La manifestación del arte en la Tierra, sea a través del baile, el teatro, la poesía, prosa o música, es el acto de co-creación de la realidad por parte de las divinidades en conjunto con los seres humanos.
Es por ello que el arte, en última instancia, es una hipóstasis divina y, desde un punto de vista espiritual, una teúrgia. Teúrgia como creación del arte y liturgia como servicio a través del arte. La adquisición del arte no está basado solo en los talentos y la técnica racional aplicada, sino en los motivos y la esfera arquetípica que uno quiera desarrollar por el amor puro hacia ello. El fin último del arte no es la producción de objetos consumibles, sino un místico servicio de intercambio entre los seres vivos, una celebración de la vida. La fuente de toda su obra e inspiración se debe a Ella: “Minné es la que establece la Academia de Bellas Artes y Ciencias. Las ciencias terrenales existen solamente para manifestar minné: la música, la arquitectura, la medicina, la poesía…”:
Soy embajador de la celestial soberanía.
Profesor de las bases bogomilas.
Enviado de las tainites, guan mines minneliques[10],
a Rusia, Bielorrusia, España, Ucrania y lugares miles,
transmito los códigos, envolviendo en la luminografía de la Palabra.
No hay nada más inapreciable y sublime para el alma.
No me contento con la fama como moneda de cambio.
A los niños y a los lectores el consolaméntum traigo.
Consuélate, adorado. Que se sanen las heriditas abiertas.
Reconocerás en ti al diosito que con Cristo tiene pocas diferencias”.[11]
[1] Publicado en ruso, Явления Божией Матери I – XX века. (2007) Moscú. Ed. Mir Sofii, Мир Софии/: https://m.books.ru/books/yavleniya-bozhiei-materi-ixx-vek-491388/
[2] Otro libro dedicado a esta pura y perfecta conexión intergaláctica se puede encontrar en el libro de Juan de San Grial (2011) Astrología de las constelaciones bondadosas, España. Ed. ACC.
[3] Ruipérez, Martín. (2009). La Dea Artio celta y la Artemis griega: un aspecto religioso de la afinidad celto-iliria. Zephyrus. 2. 10.14201/485. La diosa Artemis como una divinidad dispensadora de abundancia y protectora de la virginidad.
[4] Juan de San Grial (2015), El salterio de la Reina Celestial, edición española, ACC.
[5] Eliade, Mircea. (1984). Historia de las creencias y de las ideas religiosas I – IV. Buenos Aires. Ed. Paidós.
[6] Juan de San Grial (2017), Bogomilismo. La Espiritualidad del Univérsum luminoso. Del Capítulo “Genealogía milenaria de las civilizaciones”. España. Ed. ACC, pág. 34.
[7] Concepto único del autor que destaca la memoria espiritual eterna. Derivado de mnemosine (del griego: μνημμοσύνη, literalmente ‘remembranza’, memoria espiritual), es la diosa de la memoria espiritual en la mitología griega antigua, y se considera como la madre de todas las Musas. Perdida, cifrada y prácticamente inaccesible para la mayoría, a excepción de algunos que están iniciados en alguna tradición que ha conservado el espíritu que realizan prácticas espirituales como la exposición al arte mínnico y se les revela como una iluminación instantánea de carácter gnóstico.
[8] Poesía espiritual, Juan de San Grial, El Jardín de la Infinidad (2015). España. Ed. ACC. pág. 48.
[9] En sentido místico y no solo psicológico, no simplemente la iluminación a través de ideas, percepciones, insights y descubrimientos científicos, sino la renuncia a la luz anterior (sobre) la nueva visión inocente y revelada de modo espontáneo, como ver por primera vez la realidad.
[10] Tainit (hipóstasis Fenicia de la Diosa Madre), Guan Min (hipóstasis China) y Minnelic (término que en ruso significa los que tienen rostro de minné, es decir sus hijos).
[11] Del diario poético de Juan de San Grial (2014). Luminografía de la Ciudad Jardín. España. Ed. ACC. pág. 43.
0 comentarios